Desde Pradelles-Cabardès, se puede subir al Pic de Nore, el punto más alto de la Montaña Negra (1.211 m).
Alrededor del pueblo, encontrará numerosos edificios originales. En el siglo XIX, Pradelles-Cabardès vivía el invierno en el frío y el aislamiento. Capa tras capa de nieve cubrían la meseta.
Cada día, más aldeanos construyen silos subterráneos estancos para almacenar durante varios meses la nieve recogida por los hombres y mujeres del pueblo. Ambiciosos, valientes y emprendedores, un puñado de ellos comercializaba la nieve helada de Pradelles-Cabardès y la llevaba a las llanuras y a la costa, al tiempo que proporcionaba empleo a los habitantes de Pradelles. Los «inagotables neveros artificiales de la Montaña Negra», eslogan utilizado por los vendedores, pusieron en el mapa a este pequeño pueblo del corazón de Francia, que se convirtió en productor de hielo natural para todos los comercios y usuarios de una vasta zona circundante, ¡y más aún, hasta la costa mediterránea!
Cinco paneles de descubrimiento jalonan el recorrido, en los que se abordan diversos temas medioambientales y se hace hincapié en la historia del helado Montaña Negra.